rojo y rosa como la boca
que empaña los ojos,
refugio del mínimo suspiro,
inicio de las curvas sádicas
de los aún, de los si obloncos
sobre la piel y de los húmedos murmullos.
Diagonales abiertas
del cuerpo-fuego que me invierte
roca, vapor y roca
y un beso atrás el pendiente
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